No hay cosa más molesta que ir a un bar, restaurante, chiringuito o similar, a tomar algo y que, al intentar usar el salero para aderezar una ensalada o un “pescaito” frito, no salga ni una partícula de sal. Si abrimos la tapadera del salero veremos que la sal está hecha grumos, apelmazada, y en caso extremo totalmente humedecida, “chorreando” agua. Lo que ocurre es que la sal (el cloruro sódico) es “higroscópico” (apariencia húmeda, etimológicamente), es decir, tiene una gran avidez por el agua. Simplemente la humedad del ambiente es suficiente para que la sal absorba una gran parte de agua.
De toda la
vida, se adicionaban unos granos de arroz, con objeto de que estos absorbieran
la humedad antes que la sal; y la cosa sigue funcionando perfectamente. Pero
los muy “astutos” comerciantes de la sal y de otros productos que les ocurre lo
mismo, idearon hace tiempo utilizar unas sustancias que se agreguen a los
productos en forma de polvo para evitar que se aglutinen, o se apelmacen y que no
formen grumos. Estos son las sustancias “antiapelmazantes” o
“antiaglutinantes”.
Estas
sustancias son muy “higroscópicas” y tienen un alto poder de retención de agua;
otras, además, recubren a las partículas del alimento a tratar, evitando su
contacto con el agua; incluso, las hacen repelentes al agua. La absorción
excesiva de humedad del ambiente, hace a algunos alimentos poco apetitosos,
incluso desechables. Un exceso de humedad puede alterar las características y
las propiedades del alimento. En cualquier caso, con estos aditivos el alimento
o producto, puede fluir libremente, o contener solamente la cantidad de agua
estipulada en su formula.
Los más utilizados
son los siguientes:
-Carbonato
cálcico (E-170) y carbonato magnésico (E-503).
-Ferrocianuros
de sodio (E-535) y de potasio (E-536).
-Sílice
amorfa (“silica gel”) (E-551).
-Otros
silicatos: Silicato cálcico (E-552), aluminosilicato de sodio (E-554), y varios
más, incluido el caolín (E-559) y el talco (E-553b).
-Fosfato de
dialmidón (E-1412, hay varios).
Estos
productos, además de en la sal, se utilizan en harinas preparadas, sopas
instantáneas, salsas, zumos concentrados, yogures, quesos frescos, repostería
en general, etc.
Por:
El alquimista molecular