sábado, 12 de julio de 2014

Aditivos alimenticios 9: Levaduras


El término “levadura” proviene del latín “levare” que significa “levantar”. Se quiere indicar que se trata de “levantar” la masa, de aumentar el volumen de un producto determinado.

Las levaduras, por tanto, son unos productos que ayudan a “esponjar” algunos alimentos que de lo contrario quedarían compactos, casi completamente sólidos y ¡más duros que un peñón!

En alimentación se utilizan fundamentalmente dos tipos de levaduras: las orgánicas (o biológicas) y las de tipo químico.

Las levaduras orgánicas o biológicas están constituidas por ¡hongos! Pertenecen a una gran familia que ha dado mucho a la humanidad; se trata de muchos antibióticos que proceden de gran variedad de hongos (p.ej. el “Penicillium notatum” de la penicilina). En el caso de las levaduras, estos hongos son organismos microscópicos vivos de color gris y con un sabor ácido. Tienen la propiedad de fermentar los Hidratos de Carbono, especialmente los azúcares, en la elaboración del pan, la cerveza, el vino, la leche, etc. Durante esa fermentación se producen gases (anhídrido carbónico, CO2) que forman burbujas dentro de la masa alimenticia, esponjándola y haciéndola mas voluminosa, “levantando la masa”. Así se consiguen productos mas blandos, más tiernos y más apetecibles. Al ser ¡organismos vivos! tienen su caducidad; por eso deben conservarse en frigorífico o incluso congelarlos. La levadura de panadero es la mas usada en la elaboración del pan (naturalmente) y en los productos de bollería. Una levadura famosa es la levadura de cerveza (Saccharomyces cerevisiae).

Desde hace tiempo, se vienen utilizando levaduras químicas o “polvos de hornear”. Están compuestos por un bicarbonato (de sodio o de amonio) y una sal ácida. Al reaccionar ambos tipos de compuestos se produce el anhídrido carbónico (y también amoniaco en el caso del bicarbonato amónico) que forman las burbujas que al quedar atrapadas en la masa la esponjan. Estos compuestos se les suele denominar “gasificantes” ya que producen, incluso en frío, una gran cantidad de gases, que luego desaparecen durante la cocción de las masas alimenticias.  Las sales ácidas más utilizadas son: fosfato monocálcico (E-341i), fosfatos y sulfatos de aluminio y sodio (E-541 y E-521), y pirofosfato ácido de sodio (E-452i).

Las proteínas de la harina, el gluten, constituyen la estructura en esponja provocada por los gases producidos por las levaduras; el CO2  con sus burbujas que permanecen en la masa hasta la cocción.

En el caso importante de los merengues o los “souflés”, la proteína del huevo, la albúmina, es la encargada de formar las estructuras tridimensionales,  ayudan a la masa a retener los gases de la levadura, y provocan su esponjosidad tan característica.

La primera receta en la que se describe el uso de levadura química se debe a Amelia Simmons en su libro “American Cookery” de 1796; ella usó nada menos que “ceniza de perlas” como gasificante; su traducción química real es “potasa” o carbonato potásico, ¡qué pena, ceniza de perlas es mucho mas sugestivo!

Por: El alquimista molecular

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